martes, 27 de noviembre de 2012

mi gran aliada: la bolsa de agua



Me ha bajado la regla, si, la regla. Creo que estuve sin ella...justiko la cuarentena, si llegó. Vamos, que aunque no es muy habitual, en mi caso las hormonas que se ponen en marcha para la lactancia y para la menstruación deben ser muy amigas, ahí están, en alegre biribilketa desde el principio. O como me dijo una que yo me sé, tuve una recuperación post parto tan bestia, que ya estaba lista para volver a quedarme embarazada (einn? ja,ja).

Sea como fuere, aquí está, y tan guerrera como siempre. Tampoco se cumplió aquello que me decía mi madre de que después de parir desparecería el dolor. Tururú. Igualito que antes. Así que, como siempre, cama, sándwich de jamón y queso, zumo de naranja, y nutella, muuucha nutella. Es lo que me suele apetecer.

Y ...mi inseparable compañera: la bolsa de agua caliente. Jo, cuanto me ha aliviado el dolor tantos años ya (jo, cuantos ya). También fue una gran aliada en el parto. Lo digo por si a alguna no se os ha ocurrido. El mío fue lumbar, es decir, todas las contracciones las sentía y dolían, pues eso, en las lumbares. Ay, si no llega a ser por las manos prodigiosas de mi kompañero, la piscina de partos con agua calentita, y...la bolsa, que me acompañó 12 horazas.

Os presento:

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