martes, 25 de diciembre de 2012

Horra, horra



Ayer fuimos a ver a Olentzero y Mari Domingi. Era la primera vez de Maddi, (bueno, el año pasado estaba dentro de mi panza, uf! no se ni como me metí el traje). Que emoción! Estuvo muy seria todo el rato, sin perderse detalle de nada, mirando aquí y allá y lidiando con las muchas personas que se le acercaban a comentar que qué mona estaba.(ay! cuantas veces pienso en la paciencia que tienen est@s txikis, aunque la gente lo haga con la mejor de sus intenciones)

Para las que no sepáis de que va esto, intentaré resumir. Bueno, nuestra versión, porque os imaginareis que en estas cosas hay muchas versiones. Es curioso pero hasta en la estética hay versiones diferentes. Olentzero se presenta con o sin barba, blanca o morena...pero hay elementos en común claro está: La txapela, la bota de vino, la cara manchada de carbón...y es que, a lo que iba, Olentzero es un carbonero. Que baja de las montañas a anunciar que ha llegado el invierno (para algun@s que ha nacido Jesús...) y trae regalos. Es curioso. Es un personaje sucio, borracho...que l@s txikis adoran (será porque trae regalos???)

Mari Domingi se presenta desde la novia jarrón de Olentzero hasta su ayudante repartiendo los regalos. Aquí hace años que se escribió un cuento muy chulo, que hacemos nuestro:

Maddi eta Mari Domingi
Cuando todavía se vivía de la agricultura y la ganadería vivía una mujer, Mari Domingi, que se encargaba de la salud de las gentes. Conocía y manejaba las flores y plantas y preparaba cremas, ungüentos y jarabes . Un día llegaron los seres oscuros (¿? traducción literal, no sé como sería en castellano). Estos decidieron ir a por ella, pero el vecindario le ayudó a huir. Desde entonces se oculta en las montañas y vive con Olentzero, las lamias...pero hecha de menos a sus amig@s. Así que, una vez al año, aprovechando el viaje de Olentzero, baja de las montañas (allí se sabe antes que ha llegado el invierno, y vienen a anunciárnoslo) y para vernos y traernos esas cosas que tan bien hace y nos ayudan a cuidar de nuestra salud. 

Más o menos sería esto, resumido y traducido en un ti-tá. No soy muy amante de las navidades pero la verdad que todo esto con una txiki cobra otra dimensión. Es tan mágico...

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